La “camada del confinamiento”

A un año del estado de alarma y permanecer encerrados, la “camada del confinamiento” (o la “Casa Rosa”) fue el punto de partida de enGatadas, una entidad de protección animal de Albacete nacida con el objetivo de proporcionar bienestar y dignidad a la vida de los menos favorecidos entre los desfavorecidos, los gatos de la calle agrupados en colonias felinas y la de tejer redes con una ciudadanía cada vez más comprometida y sensibilizada con su suerte.

A mediados de febrero nos dimos de bruces, en la que iba a ser una de nuestras colonias felinas, con “mami Luz”, una gatita jovencísima, muy delgadita, preñadísima que literalmente vino a nuestras manos buscando un regazo en el que cobijarse.

Fue afortunada porque días después, el confinamiento hubiera impedido encontrarnos con ella y dispensarle el cuidado del que disfrutó.

El 12 de marzo alumbró a 5 bebés que dieron nombre a lo que fue la "camada del confinamiento" o “Casa rosa”, esos gatitos icónicos en las redes que se convirtieron en oxígeno del que tantos seguidores se nutrieron para contrarrestar la angustia y la soledad frente a unos acontecimientos cuya magnitud nunca hubiéramos imaginado... una explosión de vida frente a esa explosión de muerte y perplejidad que nos rodeaba.

Cada día encendían sus dispositivos móviles buscando el calor, la ternura, la sonrisa, un mínimo asidero ante un mundo que se había desconfigurado.

La “Casa Rosa” fue un pequeño oasis emocional en nuestros hogares más conectados que nunca y a la vez más solitarios que nunca.

Mientras muchos animales salían a las calles desiertas, nuestros felinos entraban en muchos hogares para hacer lo que mejor saben, embaucarnos con su inocencia, cariño y frescura.

Un año después para nosotros nada es como antes pero para ellos todo sigue igual. La semana pasada la concejalía competente del Ayuntamiento de Albacete nos convocaba y ha echado a andar la Mesa para la elaboración de una ordenanza municipal de protección animal.

Nuestro deseo y esfuerzo se encamina al logro de un marco de reconocimiento y bienestar para los animales en general y para los gatos comunitarios, gatos de la calle en particular que ponga fin al perpetuo confinamiento en esos escondites al que les hemos abocado porque les hayamos otorgado de pleno derecho el estatus de “convecinos”.