Francisco Ríos González, llamado «el Pernales«, nació el 23 de julio de 1879 en Estepa (Sevilla), siendo bautizado en la iglesia de Santa María con el nombre de Francisco de Paula José Ríos González.
Como la mayoría de los campesinos andaluces de la época, Pernales no recibió instrucción alguna. Con diez años trabajaba de cabrero con su padre en Calva, aunque dos años más tarde ambos regresaron a Estepa. Sin trabajo y cuando el hambre apretaba los estómagos vacíos de la familia, cometieron algunos robos en los campos vecinos, sufriendo algún encuentro con la Guardia Civill. Trabajó después como cuidador de caballos, pero su padre continuó dedicándose al robo, y en uno de ellos murió en un encuentro con la Benemérita. Francisco, su hijo juró vengarse.
Estepa había sido cuna de bandoleros famosos como Juan Caballero, el Lero, nacido el 23 de agosto de 1804, cuya vida fue una de las más largas en la historia del bandolerismo, pues murió el 30 de marzo de 1885. Este bandolero, auténtica leyenda en su pueblo, fue capturado, pero ante la falta de pruebas fue puesto en libertad, viviendo, según cuentan, del producto de sus robos. Publicó unas memorias escritas en mano del escritor José María de Mena, con las que quiso oscurecer un poco la vida de José María, el Tempranillo, ensalzando la suya.
Comenzó el bandolerismo con Antonio López Martín el Niño de la Gloria y Juan Muñoz el Canuto, a los que se uniría más tarde Antonio Sánchez el Reverte. Asaltaban cortijos y a gentes acaudaladas, aumentando su fama. Al principio se le empezó a llamar Pedernales, debido a su dureza. El apodo derivó en Pernales, como sería conocido. Su fama se extendió no sólo por Andalucía sino llegó hasta Madrid. Intentó huir a América con una amante con la que tuvo una hija, pero no lo consiguió.
Durante años la Guardia Civil le acosó continuamente hasta que el trágico 31 de agosto de 1907, cuando tenía 28 años, en el paraje del Arroyo del Tejo, cerca de Villaverde de Guadalimar, en la sierra de Segura, fue sorprendido por el teniente Haro y sus hombres mientras comía en un olivar con un compañero de su partida, el Niño del Arahal, y tras un tiroteo cayeron los dos muertos a tiros.
Al Pernales se le ocupó, según el informe del teniente Haro, un mulo castaño oscuro, una escopeta de dos cañones de fuego central de retroceso, un revólver sistema Smith de seis tiros, un anteojo de larga vista, un reloj sistema Roskof, una cartera de bolsillo con tres billetes de 100 pesetas, una pluma para escribir, y dos cartas. Al Niño de Arahal se le ocupó una yegua castaña clara, un revólver sistema Smith, una navaja de muelles de grandes dimensiones, fabricada en Albacete y una cartera de bolsillo con cuatro billetes de 100 pesetas.
Su tumba se encuentra en el cementerio de Alcaraz (Albacete) y nunca le falta flores. A su muerte, se creó un mito en torno a él, considerado como un nuevo Robin Hood, que robaba a los ricos para repartirlo entre los pobres, con lo que fue convertido en un héroe popular. Una copla dedicada a su memoria decía:
Ya mataron al Pernales. Ladrón de Andalucía. El que a los ricos robaba. Y a los pobres socorría..
Fuente: Kaos en la Red hi
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