A FEDERICO GARCÍA LORCA Y ALBACETE

Cultura - Historia de Albacete 21/08/2022 Redacción

 Por estas fechas de agosto, pero en una lejana madrugada de 1936, el poeta Federico García Lorca fue asesinado. Decían que era simpático, ingenioso y profundamente comprometido con las clases más necesitadas. Quienes lo conocieron por Albacete lo recordaban ataviado con su mono azul y dispuesto a una buena conversación. Por aquí estuvo antes de la tragedia, acercando al público albacetense el teatro clásico.

Ahora recordaremos el paso de su compañía “La Barraca” por la provincia. Antes, volvamos a aquella fatídica noche. Lorca había llegado a Granada unas semanas atrás, atemorizado por los oscuros presagios que volaban como negros cuervos en su conciencia. Buscaba el refugio familiar, pero en los primeros compases de aquella dramática guerra civil, fue apresado y finalmente fusilado junto a unos olivos.

Ian Gibson, biógrafo del genio, escribió sobre los instantes finales del poeta: “¿Se dio cuenta Lorca, en los últimos momentos, del misterioso paralelismo que se confirmaba entre su destino y el de su heroína Mariana Pineda, a quien nadie tampoco salvó?”. Quién sabe si no pensaba en su amor, el artista Juan Ramírez Lucas, a quien el 1 de mayo 1935 había dedicado estos versos: “Aquel rubio de Albacete / vino, madre y me miró / No lo pude mirar yo …”.

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Quién sabe si en los instantes fatídicos, Lorca no recordó el día en que conoció al “Rubio de Albacete” en el Club Anfistora de Madrid, durante los ensayos de una obra de teatro. Llevaban dos años juntos y como descubrió el diario “El País”, muchas décadas después, el mismo día que se dio el golpe de estado contra la República, desde Granada, Federico envió a Juan una carta de tres folios, manuscrita, en la que le confesaba: “Con silencio y entre líneas tú debes leer todo el cariño que te tengo y toda la ternura que almacena mi corazón”. Juan Ramírez de Lucas guardó silencio durante toda su vida. Parece ser que Lorca se inspiró en él para crear “Sonetos del amor oscuro”. Muy pocas personas conocían esta relación.

Uno de los que sabían del amor entre Federico y Juan, era el hermano del rubio, Otoniel. Por eso, cuando conocieron los rumores del asesinato, no dudó en publicarlo en el “Diario de Albacete”. El periódico albaceteño fue el primero de España que contó, aún con errores de localización, el destino fatal del genio de las letras. El 30 de agosto de 1936 publicaba un breve en primera página: “¿Ha sido asesinado García Lorca? Guadix – Rumores procedentes del frente cordobés, que no han sido hasta la fecha desmentidos, revelan el posible fusilamiento del gran poeta Federico García Lorca, por orden del coronel Cascajo. García Lorca, que es una de las figuras más sobresalientes de nuestra literatura contemporánea, parece ser que se hallaba preso en Córdoba, y que en una de las últimas razzias, de las que acostumbran los facciosos a realizar tras de haber sufrido algún descalabro, ha caído el gran poeta”.

Quisieron matar a la persona y consiguieron que naciera el mito. Tres años antes, Federico García Lorca había estado en Albacete. Vino a nuestra tierra dirigiendo a su compañía artística “La Barraca”. Un proyecto formado por más de 30 universitarios de ambos sexos, enmarcado en las Misiones Pedagógicas republicanas y con el que el poeta estaba acercando el teatro de Lope de Vega, Calderón de la Barca, Tirso de Molina o Cervantes a las clases populares. El 3 de julio de aquel 1933 arribó a Almansa. Reconstruimos este viaje de la mano de los testimonios directos de José. S. Serna, Matías Gotor y Perier y alguna información publicada en la prensa.

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Procedente de Valencia, llegaron el autocar y el camión con el teatro ambulante. La noche anterior estaba prevista hacer una función en La Roda, pero se suspendió. Desde que se conoció la noticia, el público se congregó a las puertas del hotel almanseño donde se iban a alojar los artistas. A las cuatro de la tarde, con todo el apoyo del alcalde y autoridades, los jóvenes estudiantes comenzaron a levantar el escenario, “y era de admirar la destreza y rapidez con que los montaron e instalaron magníficamente”, escribía el corresponsal del “Defensor de Albacete”.

Un inciso. Como ha detallado el historiador Pedro José Jaén, autor de un libro reciente sobre el artista Benjamín Palencia, los decorados que pudieron verse por tierras albacetenses no fueron los que diseñó el artista de Barrax para Lorca. Ambos se conocían desde hacía años, eran amigos y además, Benjamín había sido el creador del logotipo de “La Barraca”. Finalmente, a las diez de la noche de aquel 3 de julio de 1933, bajo una fina lluvia, comenzó la función.

El público había ocupado los asientos desde mucho antes y fue tal la afluencia que otras muchas personas se quedaron de pie durante las dos horas que duró el espectáculo. Tanto es así que se llenó la plaza y las calles adyacentes. “El público demostró su respeto, admiración y fina cortesía a esta agrupación artística al no dar muestras de cansancio”, contaba la crónica y destacaba la dirección de Eduardo Ugarte y Federico García Lorca. 
Al día siguiente, la compañía marchó a Albacete. “Lo recuerdo en el hall del Gran Hotel. Remangado el mono azul, entre sus manos aleteantes la prenda de mi poética fidelidad: primera edición del Primer romancero gitano, lanzando por la Revista de Occidente cinco años antes, cuando al poeta, como al muerto en la calle de la soléa “no lo conocía nadie”, le contó José. S. Serna a Juan Bravo Castillo.

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“Llegaba con sus 35 años a la espalda, lleno de vitalidad y alegría”, escribió Matías Gotor y Perier en 1976, en la revista AL-Basit del Instituto de Estudios Albacetenses. Y contaba algo más el poeta albaceteño: “Debía saber de la existencia de nosotros, Pepe Serna, Eleazar Huerta, yo… el caso es que vino a Albacete y fue a buscarnos o fuimos nosotros a él; qué más da”. Sea como fuere, los anfitriones de Albacete ayudaron a Lorca a que pudieran actuar en el Teatro Circo y consiguieron algo de financiación para La Barraca; una iniciativa que la prensa conservadora criticó días después acusando al espectáculo de ser un mitin de la Casa del Pueblo.

Tras la función, vino una noche que Serna, Gotor o Huerta, nunca olvidaron. “Paseamos por el Parque, hablamos, hablamos … del hecho poético, decía, inexplicable y antilógico, pero lleno de intuiciones y resonancias”, rememoraba Matías. La voz bronca, expresiva y singular de Lorca. “Fuimos a El Nido, un bar desaparecido de la calle Mayor y, en su patio, acogedor, seguimos charlando y bebimos”, explicaba Matías y por eso, el libro que le dedicó quedó también marcado para siempre con una mancha de vino. A José. S. Serna también le dedicó otra obra, “en tinta roja, dedicatoria y dibujo del emblema de La Barraca. ¡Quién podía sospechar su sangre anticipada!”, contó después.

A la mañana siguiente Lorca y su equipo marcharon a Alcaraz. Allí fue donde Serna le hizo la entrevista que se publicaría en el “Heraldo de Madrid”. Una charla amable en la que el granadino le habló de los poetas a los admiraba, de la vida y la muerte y le confesó sus proyectos futuros. “El poeta se encuentra súbditamente con algo que salta ante él con los brazos en cruz y – quiera o no – lo hace detenerse en la maravilla blanca del camino. Hay que interpretar aquello, descifrar su secreto entrañable. ¡ Y surge la poesía ! … La poesía es, sencillamente, esto:  una cosa que hacen los poeta”, contestaba Lorca a una de las preguntas.

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Antes de la entrevista, al llegar a la vieja ciudad, preguntaron por Federico y alguien lo señaló tumbado a la sombra de unos álamos corpulentos. Descansaba la resaca durmiendo al aire libre. Y de nuevo, charlaron de todo, desde Tartesos a Santa Teresa. Lorca quedó asombrado por aquel paisaje de “grises rosados y azulencos” y comenzó a hablar “con su facundia cordial de iluminado”. Al atardecer, La Barraca representó tres entremeses de Cervantes en la Plaza de Alcaraz.

Un párrafo más de José. S. Serna: “Calla, de pronto, Federico García Lorca, alto piloto de “La Barraca”. La calle Mayor ha traído nuestros pasos a la plaza del pueblecito manchego a que el alegre Azar nos llevó, y los dos nos sentimos náufragos en las aguas quietas y hondas del silencio. Las torres famosas de Alcaraz recórtanse en el cielo, y el ojo ensangrentado, irónico, del reloj, desde lo alto de una de ellas – la que con maravillosa gracia se alza semejante a un cuerpo joven de mujer – se burla de la luna, que viste de blanco los carros de la farsa con una perfección teatral. Sueñan entre las sombras las piedras doradas de siglos, estremecidas todavía por los aplausos con que un pueblo ejemplar acogió tres entremeses de Cervantes. Un lugar cuyo nombre, clavado en el pecho fuerte de la Mancha, Federico quiere acordarse siempre”.

El poeta albaceteño Frutos Soriano nos pone sobre la pista de la carta que Lorca le envió a José. S. Serna. Acudimos al Archivo Histórico Provincial de Albacete y allí está, publicada entre dos páginas de publicidad, perdida en medio de la revista de Feria del año 1956. “Querido amigo: al llegar a Granada leo una cariñosa carta que me trae recuerdo grato de Albacete. Su artículo refleja de manera exacta lo que yo dije y está escrito con la gracia y amenidad que el periódico necesita”, le contaba Lorca.

Después de tanto todo, arreció la tragedia. Lorca decía: “Yo quiero ser un revolucionario, como todos los poetas, pero no quiero ser de ningún partido”. El odio pudo más que el talento y acabaron con su vida. “Se le vio, caminando entre fusiles / por una calle larga / salir al campo frío, / aún con estrellas, de la madrugada. / Mataron a Federico / cuando la luz asomaba”, escribió Antonio Machado en octubre de 1936.

En el frente de Madrid, en apoyo del servicio sanitario, Juan Ramírez de Lucas, el Rubio de Albacete, publicaba en un periódico de trinchera, unos versos más encriptados y misteriosos: “Pájaros de melancolía, / por el jardín callado / revolotean secos / sobre espejos cegados”. El amor secreto vivía en el silencio, aquel profundo lugar donde siempre se resguardan las respuestas.

 José Iván Suárez

Publicado en https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=pfbid0S3PMUUEWPuWLfgwiAykpL21PjXfv81xvUnyUo5LzjrvLnyG3JwZ3KTHmFzT7zgGCl&id=113822674540695(Historias para sentir Albacete)

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