Los crímenes del franquismo en la comarca avilesina, Asesinatos tras farsas judiciales

Sociedad - Memoria histórica 28/05/2024 Tulio Romesta

Cuando los mercenarios franquistas entraron en la comarca avilesina, en Octubre de 1937, comenzó una fuerte represión. Se cometieron unos 400 asesinatos extrajudiciales. El registro de desaparecidos alcanza las 320 personas. Después de esta «violencia caliente” comenzaron los “consejos de guerra”, farsas judiciales utilizadas como instrumentos que trataban de legitimar la sublevación, tergiversando y administrando “justicia” aleatoriamente, auxiliada por un cuerpo civil de abogados, notarios y secretarios fascistas. Los lugares de fusilamiento de los condenados a muerte fueron Ceares en Gijón y el cementerio de La Carriona.

Este aparato, al mando de las bandas armadas de los militones franquistas, se convirtió en la columna vertebral de la represión, desplazando progresivamente, aunque no completamente, a la violencia extrajudicial. La aparente legalidad era un puro espejismo, miles de personas tuvieron que hacer frente a juicios, indefensos o sin apenas tiempo para defenderse de las acusaciones, que se daban por válidas si procedían de falangistas, guardia civil, clérigos o derechistas delatores. Los procesados no pudieron probar nada, su proceso era una simple espera para la muerte, pero se les obligó a declarar contra su voluntad y cargar con la responsabilidad del conflicto.
Eran Republicanos de toda condición, dirigentes, simpatizantes, afiliados a sindicatos, concejales y alcaldes, y desde luego combatientes del Ejército Republicano, cuyos dirigentes y oficiales sufrieron condenas “ejemplares”. Las bandas fascistas tejieron una trama de confidentes y delatores que actuaron impunemente, buscando un beneficio propio, protegidos por guardias y matones, que los necesitan para detener e identificar a los simpatizantes de la causa Republicana.

Los Republicanos más destacados fueron conducidos a la quinta Pedregal, centro de detención tortura y asesinato, a veces acabando en consejo de guerra. En la comarca, hubo un total de 740 procesos entre los años 1937 y 1949, de los cuales 162 culminaron en condenas a muerte. En Avilés, se llevaron a cabo juicios de este tipo en el Palacio de Ferrera. El exalcalde de Avilés, Ramón Granda Campa, era uno de los más prestigiosos líderes socialistas y del sindicato metalúrgico de UGT en Avilés, máximo dirigente del gobierno del Frente Popular y miembro del comité de guerra. Fue trasladado a la Quinta Pedregal atado con alambre de espinas, y sometido a un duro interrogatorio. Aunque se reconoció su papel protegiendo a gente de derechas, fue acusado del delito de “rebelión” y asesinado el 15 de febrero de 1937 en el cementerio del Sucu de Gijón.

El primer juicio por “rebelión” ocurrió el 4 de noviembre de 1937 contra 5 detenidos: Gabriel Sarachaga, Ceferino García Gutiérrez, Juan Manuel Granda García, Juan Díaz Colado y Luis Menéndez Alonso, figuras importantes del Frente Popular de la comarca. Juan Manuel García fue arrestado violentamente y llevado a la Quinta Pedregal el 3 de noviembre. Manuel Granda fue acusado de comunista, y de pertenecer al Batallón Trabanco. El poeta avilesino Luis Menéndez Alonso,”Lumen”, la figura más representativa de las letras en Avilés, era secretario de Izquierda Republicana, fundador de la biblioteca ambulante, se le acusaba de ser miembro del comité de guerra. Todos, menos Sarrachaga fueron fusilados el 11 de Noviembre de 1937. A partir de Diciembre las vistas y sentencias se realizaron en la Cárcel del Coto en Gijón

Después de duros interrogatorios, Ramón Beovide, miembro de UGT, fue obligado a declarar en contra de otros detenidos. Fue procesado por ser dirigente de las JSU y miembro de la policía motorizada en Avilés, y acusado de practicar registros y detenciones en agosto de 1937. Fue uno de los responsables de la Farmacia Unificada en agosto de 1936, un control directo por el Frente Popular de las farmacias avilesinas. Fue fusilado el 7 de Mayo de 1938. Su mujer, María Luisa García del Valle actuaba identificando a miembros de la quinta columna. Se le conmutó la pena de muerte por reclusión perpetua. No obtuvo la libertad hasta los años 50.

Elceario Mariño Llames fue uno de los fundadores de Izquierda Republicana en Avilés. Era Gestor Municipal en junio de 1936, con el Frente Popular, Teniente de Alcalde, Comandante Militar de la Plaza de Avilés, miembro del Comité de Guerra y directivo de la Asociación Amigos de la URSS. Fue uno de los jefes de la masonería en la villa. A pesar de salvar la vida a varios derechistas de ser fusilados, fue asesinado el 14 de febrero de 1938 debido a su implicación con la República. Celestino Álvarez Suárez, natural de Avilés, 28 años, miembro de las JSU, chófer, pasó por la quinta Pedregal, donde se le interrogó y torturó. Tras un proceso ilegal y sin garantías fue fusilado en Cementerio de Gijón el 30 de julio de 1938.

La justicia militar fue una de los pilares para asentar el nuevo régimen, legalizó la persecución política y sirvió para ofrecer a la opinión pública leal un canal legítimo para ajustar cuentas con sus enemigos. Fue una eficaz modalidad de represión, ya que desarrollaba una serie de procedimientos que minaban las posibles resistencias en los territorios ocupados.

 Referencias: Memoria Y Olvido En La Quinta Pedregal, Pablo Martínez Corral. Represión en la Comarca Avilesina, Pablo Martínez Corral y Azucena López García. Ambos documentos contienen listas exhaustivas de las víctimas mortales de la represión franquista. Historia de la lucha social avilesina. Imagen Christie Books

 

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