Pese a no tener grandes giros la película, y lo plana que es, me entretuvo bastante. La facilosa habilidad de generar una intriga y mantenerla hasta el final es el truco más viejo del cine. A mí (o más bien a mi “yo” cotilla) le generó las ganas de saber cuál iba a ser la decisión. Esta es una historia simple, se plantea una pregunta al principio y se debate durante dos horas cuál va a ser la solución. Y con esto les acabo de contar la trama. Primitivo, ya sé. Pero esto es lo que planteó la autora Miriam Toews en la novela en la que está basada esta cinta.
Basada en hecho reales acaecidos en la una comunidad boliviana de la iglesia menonita (una rama del anabaptismo) durante los años 2005 a 2009. Cuenta la historia de unas mujeres que, tras ser drogadas, son violadas por los miembros masculinos de la comunidad. Tras descubrirse unas a otras lo que habían ocultado, deciden debatir si se quedan sometidas o se van todas de la comuna. Y aquí arranca un hecho que me parece relevante: someten a votación cuál será la decisión. Será la primera vez que las mujeres de esa comunidad tomarán una decisión propia en sus vidas. Esa es la clave de la película y su reivindicación.
Deciden reunir en un granero a un grupo de mujeres para que debatan sobre la solución. Una película en un granero no es fácil de hacer. Eso es lo que más me ha cautivado en esta cinta, que mantener la atención de espectador con un grupo de personas hablando es harto difícil. Y conmigo lo consiguió. Los diálogos son brillantes y dan paso a muchas clases de filosofía que la autora quería transmitir o levantar conciencia. Se debatirá sobre la genealogía del perdón, de la venganza, de la maldad, de la compasión, del pecado, de la guerra, del supremacismo masculino. Y así podría estar largando un eterno etcétera de varias páginas.
La película abre debates internos en el espectador. Uno de los que más me interesó es el de si el hombre es malo por naturaleza o es el sistema el que lo hace malo. Cada uno que se autorresponda a esto. Habían instaurado un orden comunitario que impedía a las mujeres de la colonia aprender a leer a escribir y que vieran mapas más allá de las sus propias lindes. Para tenerlas sometidas, lo mejor es hacerlas ignorantes. ¿No les sueña que algunos regímenes dictatoriales emplean este sistema?. De hecho, partes de esta película me recordaron a la novela de George Orwell, “Rebelión en la granja”.
Me gustó mucho el elenco de actrices, buen casting. Y mi teoría de siempre: “si quieres que a tu película la nominen al Óscar, ficha a Frances McDormand”. Bien conjugadas tenemos en estas dos horas a los personajes que representan figuras como a la idealista, la luchadora, la sumisa, la sabia, la inocentona y varias más. Cada una de ellas, además, tendrá su momentazo a lo largo de la película en forma de monólogo explicativo. Cada una nos da una lección, una moraleja o nos incita a pensar detenidamente en nuestra propia moralidad. Eso es el éxito de este film. Eso sí, todas son frágiles por el sometimiento al que han estado obligadas y del que pretenden salir.
En contra de la peli, diremos que, si este mensaje debería verlo todo el mundo, no eligieron el camino más adecuado. Lo plana que es, la falta de giros grandes y de tramas secundarias, la elección de la fotografía rodada en tonos sepias, grises y azules, hacen que solo pueda verse por un reducido tipo de púbico. Porque, les digo que a mí me gustó, pero no se la puedo recomendar a muchos de mis amigos a los que sé que no les va a gustar.
2 NOMINACIONES:
Mejor Película
Mejor Guion Adaptado (Sarah Polley)
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