Ni enfermar, ni morir trabajando. Justicia para Marijose, conserje fallecida por COVID

La autoridad se ejerce sobre todo contra los y las estudiantes, pero también a modo ejemplarizante contra cualquier trabajadora que haga algún tipo de reivindicación.

Sociedad - Derechos Humanos29/03/2021J. Ángel RuizJ. Ángel Ruiz

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Este curso comenzaba para el Sindicato de Enseñanza e Intervención Social de la CNT-AIT de Madrid con la convocatoria de huelga en la enseñanza no universitaria por la falta de planificación y medidas frente a la COVID-19. La huelga se ha ido prorrogando y, en la actualidad, sigue activa de forma «instrumental» como única medida efectiva para que las trabajadoras vulnerables del sector tengan la posibilidad de proteger su salud. Cabe mencionar que dicha huelga no ha sido una iniciativa del sindicato, sino que la propuesta partía de diversas asambleas de docentes y el sindicato se ha limitado a dar su apoyo y cobertura. 

Crónica de una muerte anunciada

A finales de diciembre, y después de varias reclamaciones verbales, la Sección Sindical del I.E.S. Felipe II, ubicado en el barrio de Moratalaz, se reúne con la dirección del centro. En la reunión se expone el riesgo al que se estaban exponiendo dos conserjes de la sección considerados personal de riesgo frente al contagio por SARS-CoV-2, ya que tenían patologías previas que la dirección conocía. Estaban siendo obligadas a subir a las plantas superiores del edificio donde se ubican las aulas y tenían que estar toda su jornada laboral sentados en una silla junto a una mesa situados en un pasillo por donde transitan las estudiantes y el resto de personal del I.E.S. En esta reunión se propuso una solución muy básica y, a nuestro entender, fácil de llevar a cabo. Se solicitó que, de considerarse imprescindible la presencia del personal de conserjería en las plantas superiores, se instalaran unas cabinas que les aislaran de forma conveniente y, hasta entonces, que el personal de riesgo no subiera a dichas plantas y realizara su actividad en la conserjería, una sala aislada por la que no transita ni alumnado ni otro personal. No se llegó a ningún tipo de acuerdo y además, en un lamentable intento de lavarse las manos, dijeron que no se oponían a que el propio personal de conserjería intercambiase sus turnos de la forma que quisieran. Esto lo decían a sabiendas de la falta de empatía y de solidaridad de las otras tres conserjas del instituto y obviando que es la dirección del centro quien tiene la competencia para la organización de los turnos. En definitiva, no se llegó a ningún tipo de acuerdo que protegiese al personal más vulnerable. 

Antes del finalizar el mes de enero, Marijose, nuestra compañera, se contagia por el coronavirus y, pocos días después, es ingresada en el Hospital Gregorio Marañón. La semana anterior a que se tenga conocimiento de su contagio estuvo obligada a realizar su turno de trabajo en las plantas superiores del centro. Y ahora sabemos que hubo alumnado contagiado en su misma ubicación esos días. Más tarde, debido a sus patologías previas tuvo que ser ingresada en la UCI y finalmente fallece en el propio hospital el día 3 de marzo.

El día después del fallecimiento de Marijose, marchamos más de medio centenar de compañeras desde el intercambiador de Pavones hasta las puertas del instituto llevadas por la rabia que nos producía la muerte de nuestra compañera cuando habría sido fácilmente evitable. Entre esas compañeras estaban las del colectivo Distrito Catorce que, desde el principio de este conflicto, han estado apoyándonos. Allí nos esperaba una nutrida comitiva policial (local y nacional) que impidió que nos acercásemos al centro e incluso trató de impedir que repartiésemos el comunicado informativo entre el alumnado.

No creemos que se pueda obviar que la «autoridad» es el elemento básico bajo el que se sustentan los centros de enseñanza en este modelo educativo que padecemos. La autoridad se ejerce sobre todo contra los y las estudiantes, pero también a modo ejemplarizante contra cualquier trabajadora que haga algún tipo de reivindicación. Incluso cuando lo único que persiga la reivindicación sea proteger su vida.

La dirección del I.E.S. Felipe II dice, de forma recurrente, que no hay ninguna certeza de que Marijose se contagiase en el instituto. Eso es del todo cierto. No tenemos certeza ni la vamos a tener nunca (aunque Marijose, por medio a contagiarse a penas salía y solo se desplazaba de casa al trabajo), al igual que tampoco se podrá asegurar con rigor que el contagio haya sido fuera. De lo que tenemos certeza es de que no se llevaron a cabo las medidas preventivas que se propusieron, de que no se tuvo en cuenta que Marijose era personal de riesgo frente al contagio y que la vida de las trabajadoras no es una prioridad para la dirección del centro.

El sindicato convocó tres días de huelga en el I.E.S. como repulsa a la negligente actuación de la dirección y una manifestación por el barrio de Moratalaz como jornada de luto y homenaje a nuestra compañera Marijose.

La lucha contra la impunidad por la muerte de nuestra compañera Marijose seguirá. Tomamos unas palabras del comunicado  leído por las compañeras de Distrito Catorce en la pasada manifestación: “si su lucha es hasta matar, nuestra lucha será hasta morir”.

Caja de Resistencia para apoyar la huelga indefinida del compañero de Marijose y las acciones de denuncia: ES46 1491 0001 2221 5841 7523

Por el Sindicato de Enseñanza e Intervención Social de la CNT-AIT de Madrid

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