Telecinco dio cobertura mediática a un presunto maltratador, sin conocer la version de la presunta victima

El domingo, la hija de Rocío Jurado protagonizó un desgarrador episodio televisivo en el que explicó los malos tratos a los que ha sido sometida durante 27 años

Sociedad - Igualdad23/03/2021J. Ángel RuizJ. Ángel Ruiz

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El testimonio de Rocío Carrasco es el de una víctima de violencia de género”, llegaba a pronunciarse la Ministra de Igualdad, Irene Montero, ante la emisión de los dos primeros capítulos sobre la vida de la hija de Rocío Jurado en la cadena estrella de Mediaset, Telecinco.

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El acontecimiento televisivo convirtió el nombre de la víctima en tendencia en escasos minutos, generando miles de mensajes que, en su gran mayoría, mostraban su apoyo a la mujer. Rota, narró un relato de violencias, donde la anulación psicológica le condujo, incluso, a un intento de suicidio.

Una de las invitadas de ayer, Bárbara Zorrilla, psicóloga experta en el tratamiento de víctimas de violencia machista, identificaba un perfil claro y despejado de dudas en Rocío Carrasco, a la que definía como una mujer “maltratada”. Una historia plagada de patrones conductuales que, según ella, se repite “a diario” en su consulta. 

20 años han hecho  falta para que un canal de televisión haya dado voz a la hija de la cantante, los mismos que lleva en tratamiento psicológico y psiquiátrico, y los mismos que ha dedicado la totalidad de la cobertura mediática a su presunto maltratador. Por ello, muchas de las críticas también viraron hacia la cadena y su papel en el caso. Desde el año 2000, momento en el que Antonio David Flores comienza a copar platós de televisión tras su divorcio, Rocío Carrasco ha sido sometida a un escarnio público del que Telecinco ha sabido sacar provecho económico. Una historia unilateral sostenida en el tiempo donde el arrope mediático ha acogido al verdugo y desamparado a la víctima.

Me insultaba en casa pero fuera, con la prensa, me abrazaba y me daba besos. Cuando llegábamos a casa me decía, ‘estoy haciendo esto por ti, es bueno para ti’ [...] y yo lo creía, llega un momento en el que lo normalizas”, explicaba la propia Carrasco sobre los inicios de la relación de su expareja con los medios.

El altavoz que múltiples tertulias en calidad de colaborador, reality shows y programas dedicados en exclusiva a hablar de ‘Rociíto’ ha supuesto para el ex guardia civil el medio perfecto para alentar el juicio social contra ella, tanto por parte de compañeros de trabajo como de la opinión pública.

Calificativos como “mala madre”, agresiones y situaciones violentas en la calle, según contaba la propia víctima, han copado titulares de ‘prensa rosa’ de manera constante, que contaban una historia sobre un “padre coraje”, “martirizado” por la batalla judicial que su exmujer, salud mental en duda, mantenía contra él.

Mientras, ella guardaba silencio y asistía incluso, y también en prime time, al posicionamiento público de su hija a favor de su maltratador. Amparado, además, por una justicia ‘descafeinada’ que a día de hoy no se ha pronunciado.

Por ello, las redes sociales se plagaron de mensajes cuestionando el papel de los medios de comunicación, y no solo en el caso concreto de la hija de la famosa cantante, sino también en el negocio que se hace con la violencia. “Poner el teléfono de apoyo a víctimas de malos tratos es muy necesario, pero también lo sería quitar a maltratadores de sus puestos como colaboradores de TV”.

EL CUESTIONAMIENTO A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Muchos internautas no han podido evitar establecer comparaciones. Desde el caso acontecido 24 años atrás protagonizado por Ana Orantes, que acudió desesperada a De tarde en tarde, un programa de Canal Sur, para relatar en directo la realidad de un matrimonio plagado de malos tratos físicos, psicológicos y abusos sexuales dilatados durante 4 décadas, que se saldó, tan solo 13 días después de la entrevista, con su asesinato en manos de su exmarido a modo de “venganza” por su intervención pública.

Asimismo, en la crítica al amparo de la violencia a nivel mediático se han atrevido, incluso, a mencionar casos como el de Eduardo Inda, actualmente imputado por acoso a los hijos menores de edad de Pablo Iglesias e Irene Montero. A pesar de que la Fiscalía mantiene que podría haber delito al tratarse de una conducta reiterada, carente de la autorización apropiada y que ha provocado graves alteraciones en el desarrollo de la vida cotidiana de los afectados, canales de televisión continúan contando con su presencia en diferentes espacios y tertulias.

Fuente :laultimahora.es

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