Murió Xavier Albó, un cura comprometido con los indigenas

Xavier Albó, curioso incorregible, librepensante y boliviano por elección

Actualidad - Internacional22/01/2023 Redacción

El jesuita catalán defensor de los pueblos indígenas de Bolivia, ha muerto en el país andino a los 88 años. El catalán ha fallecido a causa de un accidente cerebrovascular del que estaba siendo tratado en la residencia Nuestra Señora de la Esperanza de Cochabamba.

Albó, nacido en el municipio barcelonés de La Garriga, fue trasladado el martes a la residencia Nuestra Señora de la Esperanza, donde ha pasado sus últimos días, según ha recogido la Agencia Boliviana de Información (ABI).

El sacerdote jesuita llegó a Bolivia en 1952, con 17 años, participando en la lucha por las reivindicaciones sociales durante la dictadura.

Asimismo, participó en una huelga con Luis Espinal y Domitila Barrios Chungara, que dio fin al gobierno de Hugo Banzer y la convocatoria a elecciones en 1978. Albó era lingüista, investigador y antropólogo, y estaba especializado en el estudio de pueblos indígenas y poblaciones rurales.

UN CURA COMPROMETIDO CON LA JUSTICIA SOCIAL

Arribó a Cochabamba el 9 de junio el 1952, con 17 años recién cumplidos. Bolivia vivía bajo el signo del cambio, en plena efervescencia revolucionaria. Obreros y campesinos recorrían el campo y las ciudades con el fusil al hombro tras el triunfo de la insurrección del 9 de abril, un movimiento que buscaba, precisamente, la integración de las “dos Bolivias”. Si el descubrimiento del mundo indígena le causó asombro, mayor fue su sorpresa al toparse con un pueblo rebelde y levantisco que tres meses antes había impuesto sus reivindicaciones a punta de bala y dinamita.

Poco dado al trabajo de sacristía, “librepensante” y obrero de los “patios traseros”, como denomina a las regiones marginadas de América Latina, Xavier Albó era un “cura raro” o “atípico”, como suele describirlo la prensa. Se enamoró de las “dos Bolivias”, cierto, pero desde el principio optó por una de ellas, por la profunda, la más postergada, la de los indígenas.

Como dice Gloria Ardaya, la activista que convivió con él y otros jesuitas en la comunidad de “Los piadosos” en los años 70, hizo de los indígenas su “causa mayor”. Y en esta labor, que él tomó como una auténtica misión pastoral, nunca le importó –según su biógrafa, Carmen Beatriz Ruiz– que le llamen “cura de mierda” por andar “levantando indios”.

Forjador de líderes indígenas

Fue un hacedor y forjador de líderes indígenas y campesinos, pero él, con la modestia y el buen humor que le caracterizaban, afirmaba que si eso fuera cierto, los habría hecho mejor. No hizo a Evo Morales, pero tuvo una gran influencia sobre él, a tal punto de que el expresidente se refería a él como “mi padre Albó”, pese a que le dijo muchas verdades en su cara.

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