La esperanza de Brasil se llama Lula

Convencido de que el arte de envejecer resulta el de atesorar esperanza, el candidato Luiz Inácio Lula da Silva cumple hoy, 27 de octubre, los 77 años

Actualidad - Internacional28/10/2022 Redacción/Osvaldo Cardosa

Por sexta ocasión, el antiguo tornero mecánico, con la energía de 30 años, como se autodefine, enfrentará otro escrutinio el domingo 30 de octubre, en una segunda vuelta. Lo hizo en 1989, 1994 y 1998, y solo ganó en 2002 y 2006.

El manipulado accionar de la desactivada operación judicial Lava Jato, encabezada por el otrora coordinador Deltan Dallagnol y el exjuez Sérgio Moro, resultó suficiente para apartar a Lula de las deliberaciones de 2018 y pavimentar el camino para el triunfo en urnas del mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro.

Injustamente, según se comprobó en tribunales, el fundador del Partido de los Trabajadores (PT) permaneció 580 días en prisión política, entre abril de 2018 y noviembre de 2019. Más tarde obtuvo la anulación de sus condenas, lo cual le posibilitó recuperar los derechos políticos y colocarse en la carrera por el Palacio del Planalto, sede del Poder Político.

Como era de esperar, el expresidente (2003-2011) sufrió luego una avalancha de imputaciones en juzgados, pero con el tiempo mostró la verdad libre de culpas y su inigualable pureza moral.

Lula recobró su elegibilidad y registró además 26 impresionantes victorias judiciales en el Supremo Tribunal Federal.

DE OBRERO A PRESIDENTE

Nació en 1945 en una morada de dos habitaciones y suelo de tierra batida en la localidad de Caetés, estado de Pernambuco (nordeste). Sin luz, sin alcantarillado, baño o zapatos, el niño y su familia, en busca de fortuna como miles de otros brasileños, viajaron a Sao Paulo, donde comenzó a trabajar en el muelle de Santos para ayudar en los gastos de la casa.

Errabundo a los ocho años y lustrabotas a los nueve, se convirtió en ayudante de tintorería en la adolescencia temprana. Empleado en una metalúrgica a los 14 años, fue admitido en el curso técnico de tornero mecánico.

Hechizado con el tamaño y las posibilidades de la gran ciudad, Lula fue convencido por un hermano, militante del entonces clandestino Partido Comunista Brasileño, a frecuentar reuniones en el sindicato.

Nació en 1945 en una morada de dos habitaciones y suelo de tierra batida en la localidad de Caetés, estado de Pernambuco (nordeste). Sin luz, sin alcantarillado, baño o zapatos, el niño y su familia, en busca de fortuna como miles de otros brasileños, viajaron a Sao Paulo, donde comenzó a trabajar en el muelle de Santos para ayudar en los gastos de la casa.

Errabundo a los ocho años y lustrabotas a los nueve, se convirtió en ayudante de tintorería en la adolescencia temprana. Empleado en una metalúrgica a los 14 años, fue admitido en el curso técnico de tornero mecánico.

Hechizado con el tamaño y las posibilidades de la gran ciudad, Lula fue convencido por un hermano, militante del entonces clandestino Partido Comunista Brasileño, a frecuentar reuniones en el sindicato.

Ahora Lula desea reconducir Brasil «por los caminos de la soberanía, el desarrollo, la justicia y la inclusión social, la democracia y el respeto al medio ambiente».

La Justicia Electoral confirmó que, en la primera vuelta de sufragio del 2 de octubre, el líder petista quedó en primer lugar, con un 48,43 por ciento de los votos válidos (excluidos blancos y nulos), y Bolsonaro, quien ambiciona reelegirse por el Partido Liberal, tuvo un 43,20.

Como ninguno de los solicitantes logró en la porfía la mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de válidos (excluidos blancos y nulos), como establece la legislación nacional para ser electo, disputarán una segunda ronda de referendo el 30 de octubre.

ABDICA REELEGIRSE

Recientemente, Lula manifestó además esperar a que el jefe del Ejecutivo admita la consecuencia electiva. «Espero que, si gano las elecciones, el actual presidente tenga un minuto de sensatez y me llame para reconocer el resultado», señaló.

Recordó que Bolsonaro «fue elegido diputado por la urna electrónica. ¿Solo cuando pierde va a dudar? Esto no es posible», recalcó, al defender la integridad de los receptáculos digitales y el sistema electoral.

En otra de sus declaraciones el pretendiente al poder, favorito en todas las encuestas de opinión, descartó reelegirse en 2026 si gana el domingo. «Si soy elegido, seré un presidente de un solo mandato. Los líderes se hacen trabajando, en su compromiso con la población», escribió Lula en la red social Twitter. Tal promesa no resulta nueva, pues desde el inicio de la campaña electiva, en agosto, el candidato petista precisó que su desafío será mayor que en 2002 porque no pretende buscar un segundo mandato.

Sin embargo, señaló el portal G1, a pesar de no ser nuevo, el gesto del político de izquierda es un mensaje para aliados cercanos y electores, como el candidato a vicepresidente en su fórmula, el exgobernador Geraldo Alckmin.

Asimismo, resulta un guiño para su más nueva aliada, la senadora Simone Tebet (Movimiento Democrático Brasileño), tercera colocada en la primera ronda de elección. La señal de Lula, indica G1, abre espacio para el debate de un eventual sucesor fuera del campo del PT en 2026.

A solo tres días del histórico plebiscito y bajo una crispada campaña electoral, Brasil peregrina nuevamente hacia el auténtico poder: el voto.

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