ÉTICA PARA (SOFIA) ISABEL.

He escuchado a Ayuso decir con toda la naturalidad del mundo que su hermano cobraba por la gestión de la compra de mascarillas. Supongo que es una estrategia de su "spin doctor" para adelantarse a lo que viene. No va a ser tan tonta como Cifuentes que, hasta que no filtraron el video de su robo, mantuvo su famosa frase cantarina: "no me voy, me quedo". Ayuso sabe que su hermanico trincó esta -y las que vendrán- comisiones y es mejor naturalizar y presentar como legal lo que es un aprovechamiento en toda regla de los entornos de la política. Con nuestros jueces nunca se sabe pero todo huele a podrido. 

Mira por dónde que toda la legislación que el gobierno tuvo que decretar por el confinamiento, y a pesar del NO y del berreo del PP, la convirtieron al final en fuente para el saqueo habitual en el PP. Lo mismo de siempre: que viene el Papa, a robar; que hay eventos deportivos, a trincar; que se necesita suelo, a urbanizar con los amigos; que hay que hacer un aeropuerto sin aviones, se encarga a Fabra; que hay que blanquear, para eso está Rita y sus concejales; que pasa el tren, tenemos los terrenos de Esperanza; que hace falta dinero, los tesoreros reparten sobres; que hay que espiar, ahí está Villarejo... y así hasta los cientos y cientos de casos que son tantos que ni caso hacemos ya. Tan poco que no les afecta en el voto.

Lo de Ayuso es nuevo e inteligente. Está tan interiorizada la corrupción que tal y como ahora la presenta la Presidenta hasta es comprensible, e incluso, es un derecho. Cobrar 1000 euros de salario mínimo por trabajar es un exceso de la Ministra Yolanda Díaz, pero llevarte una comisión de doscientos mil euros por ser hermano de Ayuso es legal y normal. De esto va la nueva ética de estos tiempos donde Sofía se llama Isabel.