Unos apuntes sobre el 4M

Política - Análisis 12/05/2021 Manuel Ángel González(*)

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Las conclusiones de las elecciones en Madrid no se alejan mucho de lo que ya conocemos y venimos experimentando en la política española en estos últimos años y en otros estados y tiene que ver con la crisis del estado moderno, como señala el profesor Alejandro Escudero. ¿Cómo es posible que el PP, con el historial de corrupción que arrastra en la Comunidad de Madrid y con una candidata sin propuestas y sin más argumentos que la descalificación y una serie de ideas ingenuas, haya a conseguido tal número de votos? 

Para responder a esta pregunta podríamos comenzar por identificar algunas categorías de votantes Esta clasificación no agota las posibilidades se trata de una delimitación de brocha gorda para intentar encontrar alguna explicación. Se identifican 6 estratos de votantes:

1) El que tiene, de alguna manera y por diversos motivos, intereses en uno u otro partido: estar trabajando para el partido, porque un familiar está trabajando para el partido, porque es un empresario al que van a favorecer sus amigos del partido, etc. Estos suelen ser los votantes del PP y PSOE por la historia de estos partidos y por su arraigo en la sociedad. Estos son los menos votos, pero hay que tenerlos en cuenta.

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2) Los que han votado al mismo partido toda la vida por cultura o tradición: son también minoritarios, aunque esta categoría se podría difuminar con otras, como veremos ahora. Son personas mayores que guardan la fe en su partido de toda la vida ya vivan en zonas rurales o urbanas.

3) Los votantes fuertemente ideologizados con una formación política e histórica: estos son los menos también, los típicos votantes del PCPE o de Falange. Pero también estos votantes se pueden difuminar en algún momento con otra categoría por los factores que influyen en la elección de voto que veremos a continuación. 

4) El votante informado, ideologizado, pero crítico, que reflexiona para tomar la mejor decisión de a qué partido votar con relación a sus ideas: aquí nos encontramos el grueso de la población, que podemos representar de cierta manera por una clase media instruida, formada y que tiene un acceso más o menos plural a la información. Ahora veremos esto. Siguiendo con la categoría, estos sujetos son los que han migrado en estos años de una posición a otra: de UPyD al PSOE, del PSOE y PP a Cs, del PP a Vox, del PSOE a Podemos, y viceversa. Aquí encontramos votantes de todas las edades que quiere justificar su elección con razones y datos. Con el bipartidismo podíamos encontrar gente que votaba a PP y luego a PSOE o viceversa a modo de castigo por no representar sus intereses en algún momento dado, pero hoy en día, con 5 partidos que aglutinan un considerable número de votos, esta tendencia tiende a polarizarse, y el voto de castigo se ejerce entre los partidos de la misma franja ideológica.

5) El votante con poca cultura política, que puede estar formado o no, pero que está fuertemente influido por la ideología y la realidad del contexto familiar o sociocultural y político. Aquí nos encontramos todo tipo de votantes desde los que votan por primera vez hasta los votantes adultos. Estos sujetos suelen explicar su elección en base a razonamientos ingenuos, ya se haya decantado por la izquierda o la derecha.

6) El votante que no vota por desafección, por falta de interés, porque entiende que no vale para nada votar, que no repercute en su vida, va a estar igual de jodido o va a vivir igual de bien salga quién salga elegido. Son votantes que se pueden movilizar por una coyuntura particular, bien porque ha ocurrido un evento a nivel local, nacional o internacional que remueva su conciencia o un cambio personal en su modo de ver la vida.

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Aunque las categorías son permeables, vamos a centrarnos sobre todo en la 4 y 5, que es donde se encuentra el núcleo de los votos.

Para poder comprender esta elección, tenemos que ver a qué factores nos estamos enfrentando que influyen en la elección de uno u otro partido. Estas categorías se van articulando sobre una estructura de fondo que regula las relaciones y decisiones de las personas en este ámbito. Esta estructura tiene que ver con, al menos, tres elementos que destaco: la configuración del sistema político que influye en la toma decisiones de los sujetos, el contexto familiar y socioeconómico y cultural y con el acceso a la información que tienen las personas, esto es, qué tipo de información consumen, ya sea leyendo a uno u otro medio o siguiendo a tal o cual personas en twitter, facebook o youtube. 

Esto del acceso a la información es un tema complejo puesto que solemos elegir los medios que más se acomodan a nuestras ideas. Como señala en reiteradas ocasiones Fernando Berlín de lacafetera.com, militamos en los medios de comunicación. En realidad, ya vamos ideologizados a consumir una u otro tipo de información, por lo que estos medios lo que hacen es justificar nuestras opciones. A los medios de comunicación les podríamos pedir que fueran objetivos, críticos, veraces, imparciales, etc. pero no es así, los medios de comunicación son (casi) todos privados y dan información con relación a los intereses de sus dueños (los de la primera categoría) para sostener y justificar a uno u otro partido o a uno y otro bloque de poder. Por cierto, el debate que ha surgido en estas elecciones ha sido el de darle o no cobertura a Vox, un partido con un discurso franquista y filonazi, es un debate absurdo, puesto que los medios privaos le van a dar cobertura por ser el partido que forma el bloque de poder junto con la derecha, sobre todo ahora después de que Cs está en horas bajas y tiene pinta de que va a seguir el mismo camino que UPyD, y porque no darle cobertura supondría una justificación más para situarse como el partido fuera del sistema, como la resistencia frente al establishment político. 

La elección del voto está fuertemente influida por el propio sistema. El votante no puede elegir de manera libre quién quiere que sea su candidato, esta elección queda restringida al candidato puesto por el partido que, como señalan las encuestas, no suele ser bien valorado, pero da igual, porque es el candidato del partido y ante eso ningún simpatizante o afiliado puede hacer nada. Esto es una justificación más para que el sujeto caiga en la categoría 6 que, recordemos, continúa siendo un tanto por ciento importante de abstenciones. Dejando esto de lado, ¿qué puede decantar al ciudadano decidido a votar para elegir a uno u otro líder? El sistema me obliga a elegir en condiciones poco democráticas ya que dar el voto a un partido y otro supone, como señala el profesor Alejandro Escudero, entregar un cheque en blanco, no hay ningún mecanismo o dispositivo que permita al ciudadano opinar en contra o a favor de tal o cual medida y que sea escuchado y tomado en cuenta. Los políticos solo requieren del voto en un momento concreto, pero en los cuatro años que duran los mandatos, el ciudadano es un mero espectador de la política. Es cierto que se puede participar de diferentes maneras en política, pero la que importa es la que permite a los ciudadanos aportar a favor o en contra de que se apruebe tal o cual ley. Entonces, la pregunta es, ¿quién me va a perjudicar lo menos posible en estos años? Sabemos que una opción política no nos va a representar del todo, no va a tener en cuenta todos nuestros intereses, tal vez ninguno, entonces, la votación se convierte un elegir al menos malo y un no elegir a ese que no me va a representar para nada, es decir, un voto de castigo, y asegurándote de que tu voto cuenta, por lo que, de manera general, a no ser que estemos fuertemente politizados o anclados a un partido político en particular, queremos que, al menos, en las elecciones que tocan, que podamos decir algo, aunque sea de manera simbólica con nuestro voto. Entonces, el voto siempre es por comparación. 

Pero, ¿qué se compara? ¿qué se le pasa por la cabeza al sujeto al ir a votar? Desde las teorías de la racionalidad, los economistas señalan que el sujeto evalúa su voto desde el costo-beneficio, pero la realidad es más compleja. Además, como hemos dicho, el sujeto no tiene toda la información sobre las propuestas del partido, no al menos en los momentos previos de la votación, es decir, el sujeto se guía por una idea de lo que el partido puede ofrecerle. A veces se suele decir esto de que no hay más tonto que un currante que vote a la derecha. Pero, ¿qué similitud hay entre el votante informado, con cultura política que a votado al PSOE y el que no se ha informado y ha votado también al PSOE? A mi juicio, la configuración de su ideología atravesada por una moral que se proyecta a una ética particular que enfoca sus ideas en uno u otro sentido. La ideología la definimos aquí como el conjunto de ideas que tiene el sujeto sobre como deben articularse los factores y elementos de su vida cotidiana para alcanzar una buena vida y la moral es aquello que nos hace poner en una lista lo que más valoramos y lo que menos. A pesar del historial del PSOE, del PP, de Podemos o de Vox, las personas nos sentimos identificadas por unas y otras ideas que proyectamos en el partido, que guardan relación con una moral particular y que, en última instancia, hace que nos decantemos por uno u otro partido. Es complicado hacer una evaluación sumativa final de todo lo que señala el PSOE que quiere cambiar o de todo lo que ha hecho el PSOE en estos años y que se supone que van a favor de mis intereses y evaluar los pros y los contras, como mucho nos podemos quedar con un puñado de medias que justifiquen nuestra elección, y que no tiene porque pasar por una evaluación sobre las medidas que han ido en contra de nuestros intereses o de nuestros valores. Al final, generamos una imagen que proyectamos sobre el partido con relación a los valores y principios que defiende, es decir, con la moral general del partido, y que se relaciona con la nuestra. Un obrero de derechas puede sentirse identificado perfectamente con el PP o Vox ya que defienden valores perfectamente defendibles por un obrero como la unidad de España o dar trabajo y ayudas a los nacidos en España antes que a otras personas. 

Ayuso enmarcó las elecciones en el mismo momento que las convocó. Comunismo o libertad, el comunismo que nos pone el toque de queda o la libertad de echarte unas cañas después del trabajo. Históricamente, la Comunidad de Madrid es un feudo del PP y de la derecha en general. Ayuso recuperó los votos de castigo que sus votantes le dieron a C´s en las anteriores elecciones y ha ganado los votos de tantos madrileños y madrileñas que necesitan la libertad de trabajar para poder mantener a la familia o la libertad para gozar de los bares, un elemento central de ocio para mucha gente, y sobre todo de la clase trabajadora. La primera noticia de crisis que leí fue de un bar de Madrid y cuando todo estaba volviendo a la normalidad, en mis círculos familiares y de amistad, iba y venía la necesidad de poder ir a un bar para echar aunque fuera un café. 

No obstante, los resultados de las votaciones son fruto de la coyuntura del momento, y sin duda la pandemia a ayudado a generar un voto en contra de las fuerzas políticas, asociadas a la izquierda del PSOE y UP que impusieron el confinamiento. La política, como cualquier otra ciencia social, necesita de generar teorías desde la práctica. En dos años veremos que pasa en la Comunidad de Madrid.

(*)  Manuel Ángel González, es colaborador de albacetealdia.es

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