España amanece de azul ultra a costa del desencanto con la izquierda

Los resultados de las elecciones municipales y la docena de autonómicas celebradas este 28M marcan un giro a la derecha y un aumento de la desafección en forma de abstención en Catalunya y grandes ciudades como Madrid. La máxima de que cuando el “progresismo” en el gobierno aplica políticas de la derecha, es esta la que se fortalece, ha quedado confirmada en los vuelcos de muchos ayuntamientos y gobiernos autonómicos.

El PP se fortalece en los municipios con el apoyo de la ultraderecha

El Partido Popular ha consolidado su poder en las elecciones municipales del 28M, obteniendo la mayoría absoluta en la capital y recuperando plazas importantes como Sevilla y Valencia. Además, conserva Zaragoza, gracias a su acuerdo con Vox. Cuatro de las cinco grandes capitales quedarán bajo el liderazgo del PP, que también ha arrebatado plazas al PSOE, aunque en muchos casos necesitará el respaldo de Vox. Por su parte, Ciudadanos ha sufrido una derrota aplastante, quedando excluido de la mayoría de los consistorios y parlamentos autonómicos donde se presentaba. Estos resultados muestran el fortalecimiento del PP en el ámbito municipal y la creciente relevancia de Vox como fuerza política. La configuración de alianzas se presenta como una estrategia clave para el gobierno de las ciudades, planteando interrogantes sobre posibles cambios en la gestión y la agenda política. Estos resultados marcan un nuevo escenario político en España, con desafíos y oportunidades para el futuro.

La izquierda  ha experimentado un duro golpe en estas elecciones,

viendo cómo sus principales posiciones han sido perdidas. Con la excepción de Barcelona, donde el Partido Socialista (PSOE) logró una victoria destacada, el resto de fuerzas afines a esta corriente política han obtenido resultados desfavorables. En el caso concreto de Barcelona, el PSC encabezado por Collboni ha logrado superar a BCN en Comú liderado por Colau, a pesar de que la fuerza más votada fue la derecha independentista liderada por Trias. Esta victoria del PSC supone un impulso para Pedro Sánchez, aunque debilita considerablemente a su socio y rival político, Sumar liderado por Yolanda Díaz, quien decidió respaldar la reelección de Colau debido a la importancia de los Comunes como apoyo para las elecciones generales.

Barcelona, junto con Cádiz, era uno de los ayuntamientos que habían experimentado un cambio político en 2019 y había logrado mantenerse. Sin embargo, en el caso de Cádiz, el Partido Popular (PP) ha conseguido arrebatar la alcaldía a Kichi González de Anticapitalistas y Adelante Andalucía, después de perder la mitad de sus concejales.

En otro sentido, el partido Podemos se encuentra al límite de su relevancia política, habiendo perdido toda representación en comunidades autónomas como Madrid o la Comunidad Valenciana, así como en numerosos ayuntamientos, incluyendo el de la capital. Este resultado es consecuencia de su subordinación al PSOE y la falta de diferencias sustanciales con el espacio político de Sumar.

Estos resultados evidencian un escenario desafiante para la izquierda neorreformista, que deberá replantear su estrategia y buscar nuevas formas de fortalecerse en el actual panorama político.

El poder autonómico también se tiñe de azul ultra.

A nivel autonómico, el PP partía de gobernar solo 2 de las 12 comunidades en las que se han celebrado elecciones. La jornada termina con el mantenimiento de la Comunidad de Madrid, donde Ayuso lograría la mayoría absoluta que no alcanzó en su adelanto electoral de 2021. Conserva también Murcia y le arrebata al PSOE y las diversas coaliciones de la izquierda neorreformista que le brindaban apoyo, Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares, Cantabria, Extremadura y La Rioja. En todos ellos dependerá de Vox, como ya le sucedió en Castilla y León. El PSOE solo conservaría Asturias, Castilla La Mancha, Canarias y Navarra. Esto implicaría que la derecha gobernaría 8 de las 15 comunidades, además de los enclaves coloniales de Ceuta y Melilla

Una vez más, hemos presenciado cómo aquellos que se presentaban como el antídoto contra la derecha han terminado siendo su cómplice más servil. Cuando el llamado "progresismo" en el poder adopta las políticas del consenso del "extremo centro" en economía, sociedad, vivienda, servicios públicos y seguridad, no es el progresismo el que se fortalece, sino la derecha y la extrema derecha, que avanzan sin obstáculos en su terreno de confort.

No se puede enfrentar a la dercha con una izquierda dividida haciendo políticas de derechas

No podemos enfrentar a la derecha si nos convertimos en sus aliados. No podemos pretender ser una fuerza de izquierda mientras permitimos que Barcelona siga siendo el epicentro de eventos capitalistas, como lo ha hecho Colau. No podemos combatir a la derecha de Jusapol prometiendo más policías, como ha hecho Rita Maestre en Madrid. No podemos desafiar a la derecha de Desokupa desalojando centros sociales en Barcelona o tachándola de ilegal, como hace Más Madrid.

El preocupante avance de la derecha y la extrema derecha, que seguramente formarán parte de numerosos gobiernos en las próximas semanas, no será enfrentado por esta falsa izquierda que no resuelve los problemas sociales y se pliega a la agenda impuesta. La clase trabajadora y la juventud tenemos el desafío de construir una alternativa política verdaderamente de izquierda, anticapitalista y socialista, que esté preparada para plantar cara a estas fuerzas y a todas las políticas de derecha, sin importar quién las aplique.

Es hora de levantarnos y construir una verdadera alternativa, una fuerza política que defienda los intereses de las mayorías, que luche por la justicia social y que tenga el coraje de enfrentar a la derecha y a su agenda neoliberal. Solo así podremos detener su avance y construir un futuro más justo y equitativo para todos.  O la izquierda se une, o el PP y Yos ultras gobiernan España.

Sigue nuestras noticias