Los amigos de mis amigos son mis amigos y saquean las arcas públicas vendiendo mascarillas defectuosas

Mientras Madrid vivía un auténtico drama con cientos de muertos diarios y el grueso de la población tenía que padecer un confinamiento estricto, dos empresarios madrileños Luis Medina, hermano del conde de Feria y conocido personaje de la prensa rosa, y su íntimo amigo Alberto Luceño, eran contratados para conseguir material sanitario de primera necesidad. Se trataba de mascarillas, guantes y test de covid, que fueron proporcionados con un sobre coste de un 60%, 81% y un 71% respectivamente. En total esta empresa cobró cerca de 12 millones de euros por esta operación.

Por los servicios prestados Luis Medina y Alberto Luceño fueron presuntamente recompensados con 6 millones de euros en comisiones. Este dinero lo destinaron a comprar todo tipo de productos de lujo: rolex, yates casas valoradas en más de un millón de euros etc.

La crisis política para el equipo de gobierno de Almeida se acrecienta al conocerse que estos personajes, que actuaron premeditadamente con la intención de enriquecerse, fueron contactados a través del primo del alcalde. Por tanto, las justificaciones dadas por Almeida ayer, de que nada tuvo que ver con estas operaciones, quedan bajo sospecha.

En cualquier caso, lo que revela este nuevo caso de corrupción es que los empresarios amigos de los dirigentes políticos madrileños aprovecharon la situación de emergencia y drama humano que estaba viviendo todo el país, para elaborar tramas con las que enriquecerse impunemente.

No es una situación nueva, hace pocos meses estallaba la batalla interna en el PP, que ha desembocado en la llegada de Feijoo, debido a los contratos fraudulentos al hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Ahora sabemos que el pulso entre las dos alas del PP esta mediado por la disputa no solo del poder interno del PP sino también por la utilización de recursos públicos para su saqueo abierto y desvergonzado.

Estas tramas de corrupción solo se terminan conociendo cuando una parte interesada las utiliza como arma política para desgastar a su adversario. La podredumbre de estos casos muestra no solo la decadencia de la derecha y el PP madrileño sino del conjunto del Régimen. No en vano el PP es uno de los grandes partidos de la burguesía española y uno de sus máximos representantes políticos. Además, el resto de partidos no están exentos de casos igual de escandalosos, como la trama de los Eres del Psoe andaluz, el caso Palau en Catalunya y un largo etcétera.

El trasfondo de esto, sin embargo, no es la corrupción, por más generalizada que sea. La crisis profunda del régimen de partidos provoca que las disputas internas sean cada vez más numerosas y virulentas. En el caso del PP se le suma además el fuerte nerviosísimo que genera el ascenso de la extrema derecha, lo cual produce inestabilidad en su interior.

Para luchar contra la decadencia de un Régimen que amenaza con provocar nuevas situaciones catastróficas como las que vivió Madrid en 2020, la clase trabajadora, la juventud y las mujeres tenemos que enfrentarlo decididamente en las calles y poner la lucha de clases en el centro de su intervención política.